martes, 19 de octubre de 2010

Las tres edades

Semejante al cuadro de Klimt, I realize that this blog is un intento de plasmar con pinceladas, independientes cada una en su sentido, una totalidad que constituye la idea de ser yo. Tres figuras, tres presentimientos entrelazados por un espacio atravesado por millones de miradas que podrían llegar o no. Ojala que sí lleguen puesto que para eso es mi mostración, mi exposición, la abertura de mi carne desplegada en palabras. En esa exhibición lo único continuo es la herida. Todo lo que pueda decirse sobre la herida son las miles de puntadas que se han remendado desde el nacimiento. Esta pantalla espejea el guiño suicida. ¡Hermanos del club de lo que se piensa mas nunca se comete, hablen ya!

domingo, 17 de octubre de 2010

Chica lista, Ophelia.

Vaya, hace tanto tiempo que no prestaba atención a mi blog que, encontrarme de pronto con la imagen de una Ophelia que decide no suicidarse, me ha impresionado bastante. Si bien, tuve valederos motivos para dar el tono emocional del blog, ahora encuentro lo que me trataba de decir a mí misma: "¡Bah, en realidad nunca te matarás por nadie!" Y, eso es bueno. Hay que ser una chica lista al igual que esta Ophelia posmoderna. Eso de que a una se le vaya la vida en un amor ha dado nacimiento a muchas tragedias y grandes obras de arte, pero para fines relacionados con el cuerpo de Ophelia, no es nada aconsejable el suicidio. Su inmensa sonrisa lo dice todo: "Los he engañado, so bobos". Mientras más miro el dibujo mejor me cae esa Ophelia socarrona que ha desplazado el sentido de 'se le fue la vida en ello'. Si algo enseña la supervivencia es a aprender las reglas del juego amoroso. ¡Viva la vida!

viernes, 26 de junio de 2009



Dulce Ophelia... el sepulcro perpetúa tu sueño.

Ojos acuosos siguen soñando con vaciarse de amor.

Huesos flotantes a quienes la tierra no reclama esperanza.

viernes, 19 de junio de 2009

Locura

Tengo una tía loca que cacareaba como gallina. Un buen día llegó a mi casa y le dijo a mi padre: "Los narcos me vigilan". Así que para evadir la amenaza de un tiroteo dormía en su automóvil por si tenía que escapar. Mi padre sacó un frasquito con aceite de cocina y pronunció: "Si te untas esto en la frente los traficantes no podrán localizarte". Mi tía se fue y desde entonces durmió en paz dentro de su casa, y nunca más sintió necesidad de huir.